domingo, 23 de noviembre de 2008

La luna y Guadalupe.


De un momento a otro nos dimos cuenta con Guadalupe que la luna estaba muy cerca. Llegamos a pensar lo peor, que el fin de todo se acercaba y que solo restaba esperar ese momento. Como creímos que el mejor lugar para estar era nuestro automóvil, sin querer escuchamos en la radio local que aquella noche era inusual. Cada 24 años se daba la situacion en la que la luna aumentaba su tamaño debido a una sobrepresión provocada por la cantidad de veces que la gente de la tierra le regalaba la luna a su par enamorado. Nadie sabe el por qué de este fenómeno, y solo se conoce que durá una noche. Veinticuatro años mas tarde, tomamos la autopista y esperamos el anochecer recostados junto a un Jacarandá en plena floración. El Río aportaba al marco la sintonía justa al dejar ver al cielo en su superficie cuál espejo de princesa. Todo se opacó cuando una tormenta de primavera cubrió el cielo y la lluvia inundó la bahía, llevándose nuestra lona y nuestro sueño de revivir el pasado.Mas tarde fuimos a cenar a lo de mi primo.

Al otro día siguió lloviendo.

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