sábado, 26 de septiembre de 2009

La manija de la abuela


Corría el año 1941.
Luego de la famosa década del 30 en los Estados Unidos, vientos de prosperidad soplaban por aquellos lugares y los jóvenes animosos querían un futuro mejor. Las facultades de ciencias exactas habían cerrado por exactamente 10 años en 1931 para probar que eran capaces de cumplir exactamente con ese cometido y así poder seguir siendo de ciencias exactas. Es por esto que las aulas se volvieron a llenar y los egresados del Estado de North Carolina cada vez que finalizaban sus años lectivos concurrían a la casa de Beth Moris a realizar un curioso acto de veneración divina. Esta anciana fue mundialmente conocida por los poderes curativos que desarrollaba cuando se tomaba del picaporte de la puerta de su desván. Los alumnos concurrían a visitarla para que por su intermedio y por intermedio del picaporte del desván, de alguna manera santificar la currícula cursada durante el año y asegurarse la buenaventura ante los exámenes.
En la foto se observa un grupo de estudiantes de Astronomía esperando su turno con la Señora Morris.

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