La sociedad nunca habia tomado en serio el trabajo del hombre del pequeño taller de reparacion de calzado y accesorios de cuero. Emplazado en la esquina de Alberti y Rondeau, en el barrio de Parque Patricios, Julio Guerbia solia ir a tomar fresco en el parque Florentino Ameghino distante 2 cuadras de su mundo del cuero. Vivió toda su vida en el mismo barrio, pero nunca cobró trascendencia entre los vecinos ya que nunca fue de hacerse amigos ni conocidos. El simplemente era el zapatero de la esquina.
Al cumplir 74 años, y luego de pensar que jamás habia tenido la gracia de que alguien le haya preparado una torta con velitas y menos que menos le hayan hecho un regalo, tomó la decision de no seguir en este mundo. Fue hallado en su negocio por los bomberos un lunes. Lo curioso de su partida fue la manera en la que decidió su fin. Fue encontrado enfundado en una cubierta de cuero que el mismo se cosió contorneando su cuerpo. La perilla de gas abierta del anafe hizo su parte. Fue sepultado en el cementerio de Villa Lugano, donde tambien descansan los restos de su Tío, fallecido en similares circunstancias.