viernes, 21 de noviembre de 2008

Certezas de un adulterio ingrato



Es de suponer que las veces que Susana se enteraba de las salidas a escondidas de su marido se sentía un tanto impotente. Esa impotencia, en realidad, era culpa de ella misma ya que queriendo ser una pionera en materia de convivencia marital, optó por firmar un convenio con Jorge (su marido peruano) que les daba libertad a ambos para desarrollar actividades del orden social de manera independiente si asi fuera necesario, y sin restricciones de ningún tipo, ya que la confianza era la herramienta virtual que le daba fuerza a este pacto. Todo se complico cuando Jorge le pidió a Susana que se vaya a dormir al living y que haga tres desayunos a la mañana.

Susana es buena persona y lo hizo durante todo el 2007 y hasta Julio de este año cuando decidió volverse con su mamá a Corrientes. A la semana, Jorge compró un plasma de 42'.

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